LA CAJA DE LOS RECUERDOS
Los primeros en entrar fueron sus canicas: las de colores vivos, las que rodaban más rápido, las que ganó en el recreo con un tiro perfecto. Después llegaron los cromos, algunos repetidos, otros que intercambió tras largas negociaciones infantiles. Todo aquello representaba aventuras diminutas que solo él entendía.
Años más tarde, casi sin darse cuenta, guardó la entrada de un baile. Aquella noche había conocido a la que sería el amor de su vida. El papel quedó doblado, amarillento con el tiempo, pero cada vez que lo veía le volvía la sonrisa.
El día de su boda, cuando se quitó el anillo por un instante, también lo metió en la caja. No porque dudara, sino porque quería que aquel símbolo de compromiso formara parte del pequeño museo de su historia.
Y cuando los años finalmente encorvaron su espalda y apagaron un poco su voz, añadió un último objeto: una llave misteriosa. No dejó explicación. Solo la depositó allí, en silencio, como si fuese su mensaje final.
Quizá nadie sepa qué abre, o quizá lo descubran algún día. Pero él sonrió al cerrarla una vez más, consciente de que aquella caja no era realmente un libro…
pero guardaba, sin duda, toda su historia.
En la Sierra que despierta,
cuando el alba se desborda,
un mar blanco se derrama
entre montes de memoria.
Las cumbres, islas de altura,
navegan lentas, serenas,
sobre un océano manso
de neblinas que se besan.
El sol, tímido viajero,
rompe el velo con su aliento,
y entre ramas que susurran
abre puertas al silencio.
MAR DE NUBES
MAR DE SUEÑOS
MAR DE NUBES, MAR DE SUEÑOS
En la Sierra que despierta,
cuando el alba se desborda,
un mar blanco se derrama
entre montes de memoria.
Las cumbres, islas de altura,
navegan lentas, serenas,
sobre un océano manso
de neblinas que se besan.
El sol, tímido viajero,
rompe el velo con su aliento,
y entre ramas que susurran
abre puertas al silencio.
Sierra de San Vicente,
refugio de antiguos ecos,
guardas mares que no mojan
y horizontes siempre nuevos.
Aquí los sueños flotan,
se deslizan por el viento,
y el alma, que busca calma,
encuentra su propio puerto.
Mar de nubes… dulce abrazo.
Mar de sueños… cielo abierto.
Donde el corazón descansa
y el tiempo deja de ser tiempo.
refugio de antiguos ecos,
guardas mares que no mojan
y horizontes siempre nuevos.
Aquí los sueños flotan,
se deslizan por el viento,
y el alma, que busca calma,
encuentra su propio puerto.
Mar de nubes… dulce abrazo.
Mar de sueños… cielo abierto.
Donde el corazón descansa
y el tiempo deja de ser tiempo.
VÍDEO
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