martes, 11 de noviembre de 2025

Paseos Otoñales (Directo al corazón) - Sierra de San Vicente (Toledo)

Paseos Otoñales (Directo al corazón) - Sierra de San Vicente (Toledo)
 
LA CAJA DE LOS RECUERDOS
 
 
Cuando aún era un niño, descubrió aquella caja que parecía un libro viejo y viajero, con coches antiguos y matrículas descoloridas en la tapa. No sabía muy bien por qué, pero sintió que aquel objeto tenía algo especial, como si guardara un secreto dispuesto a acompañarlo toda la vida. Así que decidió convertirlo en su tesoro privado.
 
Los primeros en entrar fueron sus canicas: las de colores vivos, las que rodaban más rápido, las que ganó en el recreo con un tiro perfecto. Después llegaron los cromos, algunos repetidos, otros que intercambió tras largas negociaciones infantiles. Todo aquello representaba aventuras diminutas que solo él entendía.
 
Años más tarde, casi sin darse cuenta, guardó la entrada de un baile. Aquella noche había conocido a la que sería el amor de su vida. El papel quedó doblado, amarillento con el tiempo, pero cada vez que lo veía le volvía la sonrisa.
 
El día de su boda, cuando se quitó el anillo por un instante, también lo metió en la caja. No porque dudara, sino porque quería que aquel símbolo de compromiso formara parte del pequeño museo de su historia.
 


 
Las fotos de sus nietos fueron llegando como un río de alegría. Caritas sonrientes, manos diminutas, dibujos torcidos dedicados “al abu”. La caja, ya gastada en los bordes, se llenó de un calor nuevo.
 
Y cuando los años finalmente encorvaron su espalda y apagaron un poco su voz, añadió un último objeto: una llave misteriosa. No dejó explicación. Solo la depositó allí, en silencio, como si fuese su mensaje final.
 
Quizá nadie sepa qué abre, o quizá lo descubran algún día. Pero él sonrió al cerrarla una vez más, consciente de que aquella caja no era realmente un libro… 
pero guardaba, sin duda, toda su historia.
 







 
MAR DE NUBES
MAR DE SUEÑOS
 

 
MAR DE NUBES, MAR DE SUEÑOS
 
En la Sierra que despierta,
cuando el alba se desborda,
un mar blanco se derrama
entre montes de memoria.

Las cumbres, islas de altura,
navegan lentas, serenas,
sobre un océano manso
de neblinas que se besan.

El sol, tímido viajero,
rompe el velo con su aliento,
y entre ramas que susurran
abre puertas al silencio.
 
 
Sierra de San Vicente,
refugio de antiguos ecos,
guardas mares que no mojan
y horizontes siempre nuevos.
 
Aquí los sueños flotan,
se deslizan por el viento,
y el alma, que busca calma,
encuentra su propio puerto.
 
Mar de nubes… dulce abrazo.
Mar de sueños… cielo abierto.
Donde el corazón descansa
y el tiempo deja de ser tiempo.
 
 
VÍDEO
 
 
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domingo, 9 de noviembre de 2025

Molino del Vizconde de Palazuelo (Molino harinero hidráulico del siglo XVI) - La Ciudad de las Tres Culturas (Toledo)

Molino del Vizconde de Palazuelo (Molino harinero hidráulico del siglo XVI) - La Ciudad de las Tres Culturas (Toledo)
 
Molino harinero hidráulico del siglo XVI situado en el tramo urbano del Tajo, vinculado al entorno del Artificio de Juanelo.
 

 
Situación
 
El Molino del Vizconde de Palazuelo se encuentra a orillas del río Tajo, frente a las Turbinas de Vargas y a la Presa de Alcántara o de San Servando, entre el Puente de Alcántara y el nuevo Puente de Alcántara, junto a la calle Subida al Castillo de San Servando de la ciudad de Toledo, provincia de Toledo.

 

 
Historia
 
El Molino del Vizconde de Palazuelo era una de las instalaciones harineras del siglo XVI que aprovechaban la energía del río Tajo para la transformación del cereal.
 
Esta infraestructura se incluye en el complejo molinero documentado en este sector fluvial desde el siglo XVI, beneficiándose de las infraestructuras hidráulicas y azudes desarrollados en el contexto del Artificio de Juanelo, la célebre máquina hidráulica erigida en 1569.
 
Las fuentes documentales e iconográficos de los siglos XIX y XX acreditan la continuidad del entorno molinero de San Servando, donde se registran los molinos del Vizconde de Palazuelos junto al de Gaspar Montoya, con menciones específicas que se remontan a 1820. 
 
La documentación histórica acredita la continuidad de la actividad molinera en este tramo del Tajo a través de los siglos.
 
Esta instalación formaba parte de del sistema de explotación hidráulica del río, junto a otras unidades similares repartidas a lo largo de este segmento del río Tajo para optimizar el aprovechamiento de los recursos hídricos disponibles.
 

 
Descripción
 
El Molino del Vizconde de Palazuelo era una instalación harinera hidráulica que operaba mediante el aprovechamiento de la fuerza motriz del río Tajo.
 
Su emplazamiento estratégico en el sector urbano de Toledo, entre el histórico Puente de Alcántara y el nuevo viaducto, junto a la Subida al Castillo de San Servando, le proporcionaba condiciones hidráulicas ventajosas en esta zona fluvial así como de acceso y comunicación con el núcleo urbano toledano. 
 
La instalación se emplazaba frente a las Turbinas de Vargas, un complejo industrial situado en la ribera contraria.Su disposición facilitaba el aprovechamiento del desnivel generado por la Presa de Alcántara o de San Servando, pequeño azud donde se produce la ruptura del Tajo en este punto específico.
 
La infraestructura hidráulica del molino mantenía vinculación directa con las presas y azudes del entorno, desarrollados en conexión con el Artificio de Juanelo. 
 
Esta máquina hidráulica del siglo XVI había modificado las condiciones de aprovechamiento hídrico en esta zona del río, generando un ambiente propicio para el establecimiento de diversas instalaciones industriales, entre ellas los molinos harineros.
 

 
Monumentos próximos
 
Presa de Alcántara (32 mt.)
Nuevo Puente de Alcántara (91 mt.)
Turbinas de Vargas (110 mt.)
Acueducto Romano de Toledo (143 mt.)
Puerta de los Doce Cantos (189 mt.)
Puente fortificado de Alcántara (208 mt.)
Castillo de San Servando (225 mt.)
Puerta de Alcántara (255 mt.)
Academia de Infantería de Toledo (260 mt.)
Fuente Nueva (261 mt.)
Museo Iluziona (308 mt.)
Monumento a la gesta del Alcázar (335 mt.)
Convento de la Concepción Franciscana (362 mt.)
Museo Cromática (381 mt.)
Museo del Ejército (410 mt.)
https://www.monumentalnet.org/monumento.php?r=TO-168000100-TOL-MOL-VIZ-PAL&seo=molino-del-vizconde-de-palazuelo-toledo-castilla-la-mancha
 

 
Un molino de agua harinero era una estructura que utilizaba la fuerza de un río para moler grano. Se componía de una presa que desviaba el agua hacia una acequia, la cual conducía el agua con fuerza a un rodezno (una rueda hidráulica). Este rodezno, al girar, hacía girar un eje que a su vez movía las muelas (dos piedras circulares) para triturar el cereal.
 
Partes principales y funcionamiento
Partes externas:
 
Presa y acequia: Se construía un muro en el río para desviar el agua hacia un canal (acequia), que la conducía hasta el molino. A veces, se utilizaban balsas o depósitos para almacenar agua y asegurar el suministro.
 
Cubo de presión y rodezno: La acequia terminaba en un cubo o conducto que dirigía el agua con gran fuerza y presión sobre las palas de una rueda hidráulica (rodezno), que giraba y transmitía la energía mecánica a través de un eje.
 
Partes internas:
 
Muelas: Eran dos piedras circulares. La inferior (solera) era fija, mientras que la superior (volandera) giraba y trituraba el grano. El tamaño de estas piedras podía ser considerable, con diámetros de hasta 120 cm.
 
Tolva y canaleta: El grano se depositaba en una tolva (un embudo de madera). De ahí, caía a través de una canaleta regulable a las muelas para ser molido. La cantidad de grano se ajustaba con un sistema de cordeles y tensores.
 
Mecanismo de trituración: El eje del rodezno estaba conectado a la muela superior, haciendo que girara y moliese el cereal.
 
Cajón de la harina: La harina resultante de la molienda caía a un cajón o "guardapolvo" donde se podía recoger y cribar para separar la harina más fina de la más gruesa.
 
VÍDEO
 
 
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La Leyenda del Molino del Tajo (El misterio del molinero, la llave con símbolos y el espejo del destino)
 
Nunca dejes de soñar...
 


martes, 4 de noviembre de 2025

Imágenes de Otoño - Sierra de San Vicente (Toledo)

Imágenes de Otoño - Sierra de San Vicente (Toledo) 

 
Mirador Sierra de San Vicente
 
Voces de Agua
 
Nací en un susurro frío,
entre musgos y raíces,
cuando el manantial abrió su pecho
y me dejó escapar despacio,
gota a gota,
aprendiendo a ser camino.
 
Corrí libre entre piedras antiguas,
besé la sombra de los pinos
y jugué con la luz temblorosa
que el alba filtraba entre las ramas.
Era un canto sereno,
una libertad sin forma.
 
Pero un día unas manos humanas
me recogieron en silencio;
me dieron un cuerpo de vidrio o plástico,
una piel que no elegí,
y me apretaron un tapón en la boca.
Adiós al murmullo del bosque,
hola al viaje sin ríos.
 
Me llevaron por carreteras rectas,
lejos del perfume a tierra mojada,
y me dejaron, cerrada y quieta,
ante un mirador de la sierra.
Allí, entre viento y cielo,
yo, botella cautiva,
escuchaba a los buitres planear
como si todavía pudiera volar con ellos.
 
Pasan senderistas,
miran el valle,
pero ninguno oye mi voz:
la voz que añora el manantial,
la voz que espera ser abierta
para al fin regresar a la tierra,
libre otra vez,
hecha agua,
hecha origen.
 
Y mientras la tarde apaga el horizonte,
sueño con romper mi envoltura
y correr nuevamente,
gota humilde,
hacia el abrazo antiguo
del bosque que me vio nacer.
 

 
VÍDEO ARDILLA
 

Bodega (Tinajas)
 
 
Las dos tinajas
 
En la penumbra fresca de la bodega toledana, donde el aire olía a uva madura y a madera antigua, dos tinajas envejecidas se repartían silencios desde hacía casi un siglo. A primera vista parecían mudas, pero cuando la puerta se cerraba y la luz se apagaba, sus voces resonaban como un eco de arcilla viva.
 
—¿Recuerdas la primera vendimia que vivimos? —preguntó la tinaja más alta, con una grieta fina que le cruzaba el costado como una arruga de orgullo.
 
—Cómo olvidarla —respondió la más pequeña—. El mosto entraba como un torrente joven, y yo pensé que reventaría de emoción… o de susto.
 
Ambas rieron, con ese sonido hueco que solo las tinajas conocen.
 
—Los muchachos que venían a llenarnos ya no están —dijo la grande—. Pero cada otoño escucho pasos nuevos, voces que no reconozco. Y, aun así, el olor es el mismo. La uva sigue contando las mismas historias cuando se derrama en nuestro vientre.
 
La pequeña suspiró, haciendo vibrar el barro cocido.
 
—Yo he visto generaciones pasar. Vi al abuelo del dueño actual cantar mientras trasegaba, y vi al niño que correteaba entre las barricas convertirse en el que ahora nos cuida. Me gusta pensar que somos un pedazo de su memoria.
 
Un silencio amable se extendió entre ambas, lleno de humedad, quietud y vida lenta.
 
—¿Crees que seguiremos aquí otros cien años? —preguntó la grande.
 
—Mientras haya vino que fermentar y alguien que escuche nuestras historias… claro que sí —respondió la pequeña—. Somos tinajas, hermana: nacimos para guardar lo que otros celebran.
 
La puerta volvió a abrirse y un rayo de luz se coló en la bodega. Las tinajas callaron de nuevo, erguidas, solemnes. Pero en lo hondo de su barro antiguo todavía latía la certeza de que, aunque el mundo cambiara fuera, allí adentro seguiría palpitando la misma vida lenta y eterna del vino.
 



Santa Teresa
(Lámina de 1935)
 

 
Santa Teresa de Jesús 
en la Sierra de San Vicente
 
Por la Sierra de San Vicente
pasa Teresa ligera,
lleva al viento su oración
como al alma una bandera.
 
Las jaras abren camino,
los pinos guardan su huella;
la senda parece un suspiro
cuando su paso la besa.
 
Y en lo alto, la santa mira
el valle en calma sincera:
“Dios está en todas las cosas”,
dice la brisa que la envuelve entera.
 


 
VÍDEO (NIEBLA SIERRA)
 
 
VARIOS
 


 
VÍDEO
 
 
Nunca dejes de soñar...
 
 
David Miguel Rubio
Promotor Turístico en Castilla - La Mancha
Acreditación Oficial Informador Turístico
 (N° Reg. EXP/ITL/RDM-0019)
Guía de Montaña


martes, 28 de octubre de 2025

Rutas con Fantasía, Terror, Ciencia Ficción, Mágicas, Bélicas e Históricas... (La Magia de la Imaginación) Parte V/V

Rutas con Fantasía, Terror, Ciencia Ficción, Mágicas, Bélicas e Históricas... (La Magia de la Imaginación) Parte V/V

Antes solo podíamos imaginar...
Ahora podemos ver lo que imaginamos...
 
Nunca dejes de soñar...


 
Las fotografías nacen ancladas a la realidad: un sendero que serpentea entre encinas, una torre medieval que vigila silenciosa la llanura, un río que refleja el cielo de la provincia de Toledo. Son instantes detenidos, fieles a lo que el ojo vio. Pero cuando la imaginación se asoma, esos mismos paisajes comienzan a respirar de otra manera.
 
Primero, se toma la esencia de la imagen: la luz, las formas, las texturas. Luego, con la ayuda de la creatividad y la tecnología, se abre una puerta hacia mundos imposibles. Los caminos se convierten en rutas encantadas que conducen a bosques mágicos; las ruinas cobran vida y se transforman en fortalezas de reinos perdidos; las sombras se alargan hasta dar paso al misterio y al terror; los cielos se iluminan con naves imposibles, llevando la escena a la ciencia ficción. Incluso una sencilla roca puede ser reinterpretada como un refugio ancestral, un puesto de guardia en mitad de una batalla épica o una reliquia histórica recuperada del pasado.
 
No se trata solo de alterar una imagen, sino de reinterpretarla: de permitir que la mente intervenga donde la cámara terminó su trabajo. Es jugar a extender los límites de lo visible, a mezclar realidad y fantasía hasta que ambas convivan en una misma escena.
 
Así, una fotografía real se convierte en una ventana hacia lo irreal.
Y esa transformación, guiada por el arte y la imaginación, es lo que hace que cada imagen cuente una historia nueva, distinta y sorprendente.
 
La magia no está en la cámara, sino en la mirada que se atreve a imaginar lo imposible
.
 
































 
VÍDEO
(Imagina 5)