EL ÁRBOL SECO
Recordaré algún día cuando sea anciano...
a ese pobre árbol que al sol se secaba....
sin cuidados, sin agua, sin cariño....
Recordaré algún día cuando sea anciano...
que yo me convertí también con el tiempo... en aquel árbol...
sin cuidados, sin fe, sin cariño...
Y lloraré amargamente pensando en todo lo que fui...
y que ahora apenas quedan rastros en mí...
como aquel árbol que se moría...
sin que yo hiciera nada...
SI VAS AL CAMPO...
Niño Tom:
Si vas al campo,
no subas por los almendros.
Ni cojas nidos,
ni caces pájaros,
ni mates insectos negros.
¡Ay, esa flor, esa flor
que ahora muere entre tus dedos,
sus novecientas hermanas
la están echado de menos!
Si vas al campo,
sé bueno.
¡Échate en la hierba,
canta,
estate quieto!
No deshagas las casas
de los insectos
Niño Tom:
Si vas al campo
Sé hombre,
niño pequeño.
Gloria Fuertes
El Real de
San Vicente (Toledo) - Vistas desde "El Canto del Maestro" (Programa Framelapse)
FAROLA QUE ALUMBRAS...
Farola que alumbras
en la noche oscura.
Farol que iluminas
las calles escondidas.
Luz en callejones
recónditos e inhóspitos...
iluminas los pasajes, los parajes...
oscuros... de una larga vida.
en la noche oscura.
Farol que iluminas
las calles escondidas.
Luz en callejones
recónditos e inhóspitos...
iluminas los pasajes, los parajes...
oscuros... de una larga vida.
Bajo tu luz... pasean...
amores de juventud
ternuras de madurez
murmullos de soledades
bastones de la vejez
juegos nocturnos de la niñez.
Tu luz brilla bajo el viento,
la tormenta, bajo la lluvia,
bajo la noche estrellada.
Iluminas a los que nacen,
pasean... marchan y vuelven...
sin percibir... nunca nada.
Farola que iluminas
la noche oscura
ilumina el camino
de mi mirada...
¡Qué siento en mi corazón!
la oscuridad inmensa
de la noche.... estrellada.
Enrique Tamayo Borrás.
A 27/07/2011.
http://poemas-tardios.com/2011/09/poema-03-farola-que-alumbras.html
DE LADRILLO ESTÁN HECHAS LAS ILUSIONES...
Poema al ladrillo
Quien lo diría ladrillo...
Siendo tu de humilde cunaQue de tu color rojizo
Se hiciese tanta fortuna
En fin querido ladrillo...
hecho de tierra cocidael que no pueda comprarte
que emprenda pronto la huida
Emprendamos el exilio...
como gaugin hizo un diaquizas en playas lejanas
encontremos la alegria...
NIEBLA QUE APARECES...
Niebla
pálida y sutil
que
en alas vas de los vientos,
no
así callada y sombría
desaparezcas
a lo lejos,
en
pos de ti correré ,
sin
vagar y sin sosiego,
porque
está sedienta el alma
de
tus sombras y misterios.
Acuérdate,
engañadora,
del
inocente embeleso
con
que, niño embebecido,
contemplaba
tu silencio,
por
si en él resonaban
perdidos
y blancos ecos
de
las arpas melodiosas
de
las magas de los cuentos.
Enrique Gil y Carrasco
En la Niebla
Solitario está cada arbusto y piedra,
ningún árbol mira al otro,
cada uno está solo.
Lleno de amigos estaba para mí el mundo
cuando mi vida era clara todavía;
ahora que la niebla cae,
nadie más está visible.
Verdaderamente, nadie es sabio
si la tiniebla no conoce,
lo inevitable y silencioso
de todo lo aparta.
Vivir es estar solo.
Ningún hombre conoce al otro,
cada uno está solo.
Hermann Hesse
http://www.lamaquinadeltiempo.com/poemas/hesse01.htm
CUANDO LLEGUE LA NOCHE AL PUEBLO...
A la Noche.
Que al mundo velas augusta,
Y los pesares de un triste
Con tu oscuridad endulzas.
El arroyuelo a lo lejos
Más acallado murmura,
Y entre las ramas el aura
Eco armonioso susurra.
Se cubre el monte de sombras
Que las praderas anublan,
Y las estrellas apenas
Con trémula luz alumbran.
Melancólico ruido
Del mar las olas murmuran,
Y fatuos, rápidos fuegos
Entre sus aguas fluctúan.
José de Espronceda
Sus claras ondas enluta,
Y los colores del campo
Se ven en sombra confusa.
Al aprisco sus ovejas
Lleva el pastor con premura,
Y el labrador impaciente
Los pesados bueyes punza.
En sus hogares le esperan
Su esposa y prole robusta,
Parca cena, preparada
Sin sobresalto ni angustia.
Todos suave reposo
En tu calma, ¡oh noche!, buscan,
Y aun las lágrimas tus sueños
Al desventurado enjugan.
¡Oh qué silencio! ¡Oh qué grata
Oscuridad y tristura!
¡Cómo el alma contemplaros
En sí recogida gusta!
El ronco graznar se escucha,
Que el magnífico reposo
Interrumpe de las tumbas.
Allá en la elevada torre
Lánguida lámpara alumbra,
Y en derredor negras sombras,
Agitándose, circulan.
Mas ya el pértigo de plata
Muestra naciente la luna,
Y las cimas del otero
De cándida luz inunda.
Con majestad se adelanta
Y las estrellas ofusca,
Y el azul del alto cielo
Reverbera en lumbre pura.
Deslízase manso el río
Y su luz trémula ondula
En sus aguas retratada,
Que, terso espejo, relumbran.
Al blando batir del remo
Dulces cantares se escuchan
Del pescador, y su barco
Al plácido rayo cruza.
El ruiseñor a su esposa
Con vario cántico arrulla,
Y en la calma de los bosques
Dice él solo sus ternuras.
Tal vez de algún caserío
Se ve subir en confusas
Ondas el humo, y por ellas
Entreclarear la luna.
Por el espeso ramaje
Penetrar sus rayos dudan,
Y las hojas que los quiebran,
Hacen que tímidos luzcan.
Entre las flores susurra,
Y de sus gratos aromas
El ancho campo perfuma.
Ora acaso en la montaña
Eco sonoro modula
Algún lánguido sonido,
Que otro a imitar se apresura.
Silencio, plácida calma
A algún murmullo se juntan
Tal vez, haciendo más grata
La faz de la noche augusta.
¡Oh! salve, amiga del triste,
Con blando bálsamo endulza
Los pesares de mi pecho,
Que en ti su consuelo buscan.
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