Mucho tiempo ha pasado,
desde que
eras joven, frondoso y esbelto…
¡Y ahora
cómo te ves…!
Seco,
desgarrado… un esqueleto,
tu corteza
y tus ramas se van cayendo,
ayudados por
el viento y las lluvias…
Eras un
árbol “mágico” y resaltabas,
entre todo
lo que allí te rodeaba,
por tu
belleza y singularidad…
El
terreno en donde estás,
está cercado
por una pared de piedra,
que
recuerda otros tiempos…
Tus
raíces se quedaron enterradas,
como ahora
está tu alma,
escondida
en el silencio…
Si fuiste
encina o nogal… ya no importa,
porque ahora
sólo eres una figura “fantasmal”,
en medio
de la noche… en medio de la nada…
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