Nadie quería nada con él, por su aspecto y por su forma de ser...
Si a todo esto añadimos, que con su vieja hacha se divertía rompiendo ramas y pequeños árboles, a modo de juego siniestro y con una terrible maldad...
Cruel es saber que un ser vivo no se pueda defender, ni intentar esconderse para salvarse...
Pero los árboles lloraban... derramando su savia que caía al suelo... inertes e impotentes...
Cuentan que una vez... una niña pequeña bajó desde la morada de los dioses... y se le acercó.
Tenía un rostro resplandeciente, alegre y cariñoso.
Le preguntó... si ellos te dan sombra, frutos y sus hojas te proporcionan un suelo mullido al acostarte...
- ¿Por qué les infringes tanto dolor innecesario...? siguió preguntándole...
Aquel hombre la miró, y de un empujón la tiró al suelo... y la dijo...
- ¡Fuera de aquí...! o te arrepentirás... la dijo a ella alzando su hacha amenazante...
- ¿Por qué les infringes tanto dolor innecesario...? siguió preguntándole...
Aquel hombre la miró, y de un empujón la tiró al suelo... y la dijo...
- ¡Fuera de aquí...! o te arrepentirás... la dijo a ella alzando su hacha amenazante...
Y menos... como el árbol se abrió por su tronco e introdujo dentro al malvado vetón... sin escapatoria alguna...
La savia del árbol le cubrió por completo, desapareciendo sin dejar rastro...
Y cuenta la leyenda... que la niña se convirtió en cientos de mariposas que revoloteaban por el lugar... posándose en los árboles mutilados, y dando al entorno un color de primavera...
Y si acercáis la oreja a su corteza... podréis oírle todavía en si interior maldecir, con una voz siniestra....
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