El cerro de La Cabeza del Oso
El Real de San Vicente (Toledo)
te contemplo, Cabeza del Oso, en tu cerro callado,
vigía silente de esta tierra hermana
que a mi orilla canta y al alma abrazo.
¡Cuánto daría por estar contigo,
subir por las jaras, rozar los tomillos!
Pero soy pantano, espejo rendido,
y tú eres altura, roca y respiro.
Te veo al atardecer, dorado y sereno,
y en mis aguas dejo tu reflejo lleno.
Aunque estás lejos, no hay día en que no
sienta tu sombra rozar mi temblor.
Hermano del viento, guardián de los cielos,
yo guardo las barcas, los peces, los juegos.
Pero en mi pecho, profundo y callado,
susurra tu nombre el agua, a mi lado.
VÍDEOS
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