sábado, 6 de septiembre de 2025

Yo Tanginus, líder trivial del pueblo vetón, escribo con la memoria de la sangre y el fuego

Yo Tanginus, líder trivial del pueblo vetón, escribo con la memoria de la sangre y el fuego

Éramos un pueblo dedicado a la ganadería, la pesca y la caza, además de la cerámica y la metalurgia. Vivíamos en paz con otras tribus...
 

Desde lo alto del Raso, donde nuestros ancestros levantaron murallas de piedra y sueños, vi el humo de otros castros arrasados por los romanos. Su avance era como una marea interminable de hierro, y en su paso solo quedaban cenizas y esclavos.

 
Sabíamos que nuestro destino era Talabriga, la ciudad que los nuestros llaman hogar, el corazón vetón en el valle del Tajo. Allí nos reuniríamos, allí levantaríamos la última defensa. Pero antes… había que frenar a las legiones.
 
Ordené fosos y trampas. Nuestros guerreros clavaron picas de madera endurecida al fuego, ocultas bajo ramas y hojas. Vertimos aceite en tinajas para prenderlo sobre sus formaciones compactas. 
 

Desde las laderas, preparamos la caída de grandes rocas, esperando aplastar a los invasores como dioses airados.

El sol se alzó, y con él, el estruendo de los estandartes romanos. Sus escudos brillaban como un río de bronce. Gritamos con la furia del lobo acorralado, pero cada golpe nuestro encontraba muro en su disciplina.

Las rocas cayeron, sí, y algunos de ellos fueron sepultados. El aceite ardió, y su fuego devoró carne y hierro. Pero su orden no se rompió. Los fosos fueron rellenados con los cuerpos de sus propios hombres, y siguieron avanzando. Cada trampa nuestra fue un fracaso.
 
Vi morir a hermanos, a mujeres, a ancianos que no quisieron huir. Y comprendí: Roma no venía a luchar, venía a borrarnos de estás tierras 
 
Entonces grité la retirada. Nos dispersamos como las sombras en la montaña. Algunos huyeron hacia los bosques, otros hacia los valles lejanos, otros se perdieron en tierras donde jamás volvería a escucharse el nombre vetón.

Talabriga cayó, y con ella, el mundo que conocíamos. La ciudad fue rebautizada como Caesarobriga, y nuestras piedras, nuestras gentes, nuestra memoria quedaron bajo la marca del águila romana.

 
Yo sigo vivo, pero soy un exiliado en mi propia tierra. Los vetones ya no tienen ciudad, ya no tienen altar, ya no tienen fuego común.
 
Pero sé que la llama no está apagada. Años después, en Lusitania, oí el nombre de un pastor que se alzó contra Roma. Un hombre al que llamarían Viriato. Y con él, el eco de nuestra esperanza. Pero esa… es otra historia
.
 
 
Epílogo
 
En lo alto de un risco, con la luna bañando de plata las ruinas humeantes, Tanginus alzó sus brazos ensangrentados hacia el cielo. Su voz, rota pero ardiente, se elevó como un aullido entre las sombras.
 
—¡Ataecina, madre de los campos y de la vida! Mira cómo Roma arranca tus sementeras, quiebra el arado y esclaviza a los hijos de la tierra. ¡Haz que su pan se pudra y su vino se vuelva ceniza en sus gargantas!
 
 
Luego, golpeándose el pecho con el puño, invocó a Vaelico, señor de los lobos y de los muertos.
 
—Tú que guías a las sombras por los caminos del inframundo, abre las fauces de tu reino y devora a los invasores. ¡Que sus huesos blanqueen en los campos y sus espíritus vaguen sin descanso, perseguidos por los aullidos de la noche!
 
 
Por último, blandió su lanza hacia el firmamento, llamando a Cosus, el que marcha al frente en la guerra.
 
—¡Dios del combate, escucha a tu siervo! Dame tu furia, dame tu brazo, dame la tormenta que rompa la disciplina de hierro. ¡Que Roma arda, que Roma caiga, que su águila se desplome en el fango!
 
 
El eco de su clamor retumbó entre las peñas, y por un instante pareció que los lobos contestaban con sus aullidos, que las brasas revivían, que la tierra misma temblaba.
 
Tanginus, con lágrimas y sangre en el rostro, juró:
 
—Aunque estemos dispersos, aunque nuestros castros sean cenizas… la venganza de los vetones no morirá. ¡Roma será borrada como polvo en el viento!
 
Y así, bajo la noche inmortal, un caudillo vencido convirtió su derrota en juramento.

 
David Miguel Rubio
Promotor Turístico en Castilla - La Mancha
Informador Turístico
 (N° Reg. EXP/ITL/RDM-0019)
Guía de Montaña


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