martes, 23 de septiembre de 2025

El Milagro de San Andrés en Talavera de la Reina (30 de Noviembre)

El Milagro de San Andrés en Talavera de la Reina (30 de Noviembre)

Cada 30 de noviembre, cuando la campana de la Iglesia de San Andrés marca la medianoche, algo prodigioso sucede en Talavera de la Reina. 
 
El silencio del templo se interrumpe por un leve resplandor que brota del lienzo barroco del siglo XVII, aquel que preside el retablo mayor. La figura del apóstol, pintada con gesto solemne, comienza a moverse suavemente, hasta que el mismo San Andrés desciende del cuadro, sosteniendo entre sus manos invisibles la fuerza de su fe y el símbolo de su martirio: la Cruz en aspa.
 
 
Ese instante, conocido solo por unos pocos fieles y transmitido de generación en generación como secreto sagrado, es el inicio de una noche de milagros.
 
San Andrés sale al encuentro de la ciudad, recorriendo sus calles empedradas y plazas iluminadas por farolas que parecen inclinarse a su paso. Nadie lo oye llegar, pero todos lo sienten: un calor que reconforta, un alivio que toca el alma.
 
Imágenes Google
 
🌟 Los milagros
 
En el puente romano, un adolescente perdido en la angustia y la soledad contempla el río Tajo con intención de dejarse arrastrar por la corriente. Una figura se sienta a su lado: es San Andrés, que le habla con voz serena sobre la esperanza, sobre la vida que aún no ha descubierto. El muchacho, conmovido, decide volver a casa. Días después, encontrará en la música su camino.
 
En una casa humilde del barrio de La Piedad, un niño enfermo de cáncer yace agotado por los tratamientos. Su madre, deshecha en lágrimas, vela su sueño. San Andrés se acerca, posa su mano sobre la frente del pequeño, y este sonríe por primera vez en semanas. Al amanecer, el médico comprobará, sin explicación científica, que la enfermedad ha cedido.
 
 
En un piso del casco viejo, una joven pareja con un bebé acaba de recibir el aviso de desahucio. El frío del invierno cala las paredes desnudas. San Andrés aparece y deja en la mesa un sobre con la cantidad exacta para pagar la deuda. Nadie sabrá de dónde salió, pero los tres podrán quedarse en su hogar.
 
En el cementerio de San Ginés, una anciana solitaria reza junto a la tumba de sus padres, pidiendo noticias de su hermano desaparecido en la Guerra Civil. San Andrés, conmovido por su fe, la toma de la mano y le muestra una visión: su hermano, en un lugar de paz, sonriente, esperándola. La mujer regresa a su casa con el corazón aliviado y un brillo nuevo en sus ojos.
 
 
En la estación, un hombre sin techo tiembla de frío, abrazando un cartón como única manta. San Andrés se arrodilla ante él y le ofrece un abrigo cálido. El hombre, sorprendido, al abrir los bolsillos, encuentra dentro una llave y una dirección: una vivienda social recién asignada a su nombre.
 
En un aula universitaria, una joven con miedo al futuro siente que todo su esfuerzo carece de sentido. San Andrés aparece entre los pupitres, invisible para todos salvo para ella, y le recuerda que su talento es un don que transformará vidas. Esa misma semana, recupera la confianza y continúa sus estudios con renovada pasión.
 
 
🌌 El regreso
 
Antes de que amanezca, San Andrés vuelve a la iglesia. Sus pasos resuenan suavemente en las losas del templo vacío, hasta colocarse de nuevo en el lienzo central. Allí, con una última sonrisa dirigida a Talavera, regresa a la pintura, que recobra su quietud. El resplandor se apaga y todo parece haber sido un sueño.
 
 
Pero al día siguiente, en cada rincón de la ciudad, los testimonios se repiten: vidas salvadas, hogares preservados, corazones consolados. Y aunque nadie lo proclama en voz alta, todos saben que, una vez más, en el día de su fiesta, San Andrés Apóstol salió de su cuadro para caminar entre los talaveranos, dejando huellas invisibles de fe y esperanza.
 
 
David Miguel Rubio
Promotor Turístico en Castilla - La Mancha
Informador Turístico
 (N° Reg. EXP/ITL/RDM-0019)
Guía de Montaña
 


 

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