CIUDAD DE VASCOS
Éxodo de la Medina "Basak"(Enclave fronterizo estratégico en Al-Ándalus) - El retorno hacia el sol de oriente
Entre colinas dormidas se alzó,
Basak, la Medina de piedra y de río,
sus muros brillaban al sol que nació,
y en su alcazaba reinaba el albedrío.
Sus calles de adobe, su zoco encendido,
sus fuentes de agua cantaban al viento,
y el eco del rezo, solemne y erguido,llenaba la noche de fiel sentimiento.
Allí los forjadores domaban el fuego,
allí los mercaderes traían colores,
y el niño en la plaza jugaba sin ruego
bajo el jazmín y la sombra de flores.
El Wali (gobernador) en su alcazaba guardaba fronteras,
las torres velaban los vados del Tajo,
y en tardes doradas, al filo de hogueras,
la vida tejía un soñado atajo.
Pero llegó el tiempo de hierro y conquista,
la huida callada partió hacia el oriente,
y Basak, herida de sombra tan triste,
quedó como un eco de historia silente.
Ya no se escuchan los cantos del alba,
ni el llamado puro del alto alminar,
tan solo el silencio que a todos embalsama,
y un aire de ausencia que hiela al pasar.
Las piedras conservan la huella perdida,
los pasos borrosos, la risa marchita,
y en cada muralla parece dormida
la voz de un pasado que nunca se quita.
Y hoy, entre ruinas cubiertas de olvido,
Basak sigue viva, en polvo y en llanto,
sus almas aún vagan, calladas, sin ruido,
ciudad de leyenda, de sombra y encanto.
CIUDAD DE VASCOS
Éxodo de la Medina "Basak"
(Enclave fronterizo estratégico en Al-Ándalus) - El retorno hacia el sol de oriente
El Wali (gobernador) de nombre "Alhakén", hombre de mediana edad y mirada serena, había legislado durante décadas la medina de Basak, esa ciudad alzada sobre la colina, entre el murmullo del río Huso y la vigilancia de las sierras. Durante años, supo mantener un frágil equilibrio entre la guerra y la paz: las defensas de piedra resistieron asaltos menores, las forjas de hierro dieron riqueza a sus gentes, y la sombra de Toledo ofrecía aún cierta protección.(Enclave fronterizo estratégico en Al-Ándalus) - El retorno hacia el sol de oriente
Pero el mundo cambiaba con rapidez. La Reconquista avanzaba como un río desbordado. Las noticias eran cada vez más sombrías: primero las plazas cercanas, luego la caída de Talabira, finalmente la inminente entrega de Tulaytulah al rey Alfonso. Los estandartes cristianos se extendían como una marea imparable por las tierras del Tajo.
En Basak, el miedo se filtraba por las callejuelas: mujeres recogiendo enseres, artesanos fundiendo por última vez el metal en sus hornos, ancianos rezando a Alá en las mezquitas, sabiendo que quizá aquella sería su última oración en aquella tierra. El Wali (gobernador) convocó a los notables y pronunció la decisión que llevaba días pesando en su corazón:
—La medina no resistirá. Antes de ver sus murallas mancilladas, debemos partir. Tomad lo que podáis cargar; dejad el resto al destino.
Inscripción en Ciudad de Vascos
Cuando, días más tarde, los primeros destacamentos cristianos alcanzaron las puertas de Basak, se encontraron con un silencio sepulcral. Las calles estaban vacías, las casas abiertas, los hornos apagados aún desprendían un último olor a hierro. Las aves rapaces sobrevolaban la alcazaba como únicas guardianas. No había gritos de resistencia, ni rastro de vida, solo un aire pesado de melancolía que helaba la sangre de quienes lo respiraban.
Así murió Basak, no bajo el filo de la espada, sino en el silencio del abandono. Y así nació su leyenda: la de una medina que prefirió desvanecerse con dignidad antes que caer bajo el yugo del enemigo.
Y dicen que cuando llegaron las tropas cristianas... la medina de "Basak" estaba en silencio, vacía... con un aire de melancolía que helaba la sangre.
Epílogo
Hoy, la Ciudad de Vascos yace en silencio, oculta entre encinas y jarales, a orillas del río Huso. Sus murallas erosionadas siguen en pie como guardianas de un tiempo que ya no existe, y las piedras de sus calles, gastadas por siglos de abandono, parecen susurrar nombres olvidados.
Bajo la tierra aún laten secretos: talleres de metalurgia cuyo fuego se apagó de repente, manuscritos que nunca se leerán, restos de vidas sencillas sepultadas por el polvo. Cada rincón guarda la memoria de un mercado bullicioso, de un patio donde resonaban risas, de una mezquita donde el eco de la oración ascendía hacia el cielo. Son historias que jamás se contarán, porque se perdieron con los últimos que partieron hacia oriente.
Y, sin embargo, muchos dicen que Vascos no está del todo vacía. Que entre sus ruinas vagan las sombras de quienes no quisieron marcharse, espíritus ligados a la colina, incapaces de abandonar la medina que fue su hogar. A veces, al caer la tarde, el visitante siente un estremecimiento extraño, como si el aire se cargara de presencias invisibles: un murmullo apagado, madres que lloran las muertes de sus hijos, un crujido de pasos sobre la grava, un resplandor fugaz en la torre de la alcazaba.
Quizá sean solo ilusiones del viajero, o tal vez las almas de Basak sigan allí, aguardando el regreso imposible de su pueblo. Porque las ciudades no mueren del todo: permanecen en las piedras, en los silencios, en esa nostalgia que convierte a los lugares abandonados en eternos.
Así, Ciudad de Vascos continúa en pie, entre la historia y la leyenda, recordándonos que no todo se puede conquistar, ni olvidar.
Ciudad de Vascos es un yacimiento arqueológico correspondiente a los restos de una antigua madīna (ciudad) de Al-Ándalus de la que hay constancia de que estuvo habitada entre los siglos IX y XII, momento en el que se abandona hasta nuestros días.
Así, Ciudad de Vascos continúa en pie, entre la historia y la leyenda, recordándonos que no todo se puede conquistar, ni olvidar.
Ciudad de Vascos (Toledo) - Recorrido fotográfico (Como nunca antes lo habías visto...)
Ciudad de Vascos (Toledo) - La Medina de Al-Ándalus abandonada...
MÁS INFORMACIÓN
Destacan los restos arquitectónicos de sus defensas, así como numerosas evidencias del urbanismo referenciadas por diferentes viajeros a lo largo de la Historia. Se cree que su nombre actual deriva del territorio de Basak, uno de los tres distritos que dependían de Madina al-Talabaira (Talavera de la Reina), habiéndose propuesto la identificación de la ciudad propiamente dicha con la ilocalizada madīna de Nafza, de origen bereber.
La Madīna Vascos se ubica en el extremo occidental de la provincia de Toledo, y a cinco kilómetros al oeste de la población de Navalmoralejo y en su término municipal, se encuentra a los pies de la Sierra Ancha y Aguda y en la orilla este del río Huso, afluente meridional del río Tajo. Cerca del pueblo de El Puente del Arzobispo, lindando con la provincia de Cáceres.
La ciudad de Vascos es de tipo colina, ubicada en la confluencia de dos corrientes de agua.
En su origen Vascos pudo ser un ribat o posición defensiva, con guarnición de soldados voluntarios, frente a la frontera cristiana, quizá datable de época emiral (siglo IX), que posteriormente se fortificó como castillo (hisn) y se pobló de bereberes.
La Madīna Vascos se ubica en el extremo occidental de la provincia de Toledo, y a cinco kilómetros al oeste de la población de Navalmoralejo y en su término municipal, se encuentra a los pies de la Sierra Ancha y Aguda y en la orilla este del río Huso, afluente meridional del río Tajo. Cerca del pueblo de El Puente del Arzobispo, lindando con la provincia de Cáceres.
La ciudad de Vascos es de tipo colina, ubicada en la confluencia de dos corrientes de agua.
En su origen Vascos pudo ser un ribat o posición defensiva, con guarnición de soldados voluntarios, frente a la frontera cristiana, quizá datable de época emiral (siglo IX), que posteriormente se fortificó como castillo (hisn) y se pobló de bereberes.
La ciudad ascendería de hisn a medina ya en época califal, quizá entre 930 y 950, por motivos estratégicos, para controlar los vados del Tajo, o por motivos económicos, por su proximidad a las minas de hierro de los Montes de Toledo.
La situación de la alcazaba de Vascos es excepcional. La ciudad está instalada sobre una colina más elevada en el sur (430 m s. n. m. de altitud) que en el norte (390 m s. n. m.). Ahora bien, la fortaleza se erige al norte de la ciudad , es decir sobre el punto menos elevado del lugar, pero es allí desde donde domina la confluencia del Huso y la Mora.
El máximo responsable de una antigua medina, especialmente la de origen islámico como el caso de Ciudad de Vascos (derivada del árabe Madina de Basak), era el Wali o gobernador. Esta figura ostentaba el poder político y militar, así como la administración de justicia, representando la autoridad del califa o del emir.
En tiempos de los taifas, Vascos perteneció a la Taifa de Toledo y quizá pasó a poder cristiano hacia 1085, cuando Alfonso VI ocupó Toledo. Poco después la ciudad sería abandonada definitivamente, pues los repobladores del territorio preferirían establecerse en las vegas del Tajo.
Ciudad de Vascos quedó deshabitada en el siglo XII. Esta medina de Al-Andalus fue fundada entre los años 930 y 950 d.C. aproximadamente (tiempos de Abd-al-Rahman III) como una ciudad colina, establecida en un punto estratégico: en lo algo de un promontorio, a orillas del río Uso (o Huso), en la línea fronteriza entre cristianos y musulmanes.
Teniendo en cuenta además que fue un centro metalúrgico de cierta envergadura (trabajaba el metal procedente de sus inmediaciones
Ruedas de molinos (rodeznos)
En el siglo XI la situación del reino taifa de Toledo bajo el reinado de Al-Qadir, se había deteriorado considerablemente, por lo que el rey musulmán tuvo que pagar al rey Alfonso VI y cederle varias plazas fuertes de su reino.
Pero la más importante era la ciudad fortificada de Talabira, donde el rey de Castilla, Alfonso VI, dirigió sus esfuerzos tras hacerse con algunos castillos cercanos.
En el interior de la ciudad encontró la ayuda de los mozárabes, cristianos que habían asimilado algunos aspectos de la cultura musulmana, este colectivo favoreció la conquista de Talavera que tuvo lugar en noviembre de 1083, aunque otros aseguran que fue en 1085. Se dice que el Cid participó en la reconquista de Talavera.
Alfonso VI conquistó Toledo en 1085.
La capitulación se firmó entre Alfonso VI y Al-Qádir en mayo de 1085, y la ciudad abrió sus puertas al monarca el 24 ó 25 de mayo.
Avance de la Reconquista: La consolidación del territorio supuso un peligro para los otros reinos taifas que ya estaban bajo el poder de Alfonso VI.
Alfonso VI conquistó Toledo en 1085.
La capitulación se firmó entre Alfonso VI y Al-Qádir en mayo de 1085, y la ciudad abrió sus puertas al monarca el 24 ó 25 de mayo.
Avance de la Reconquista: La consolidación del territorio supuso un peligro para los otros reinos taifas que ya estaban bajo el poder de Alfonso VI.
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