Yo soy, Juan Ruiz de Luna... y desde que tengo memoria, la arcilla y el esmalte han sido mis fieles compañeros
Desde que tengo memoria, la arcilla y el esmalte han sido mis compañeros de vida. Me llamo Juan Ruiz de Luna y nací con la pasión por la cerámica corriendo por mis venas.
Crecí admirando las obras maestras de Talavera, esas piezas inconfundibles de azul y blanco que parecían susurrar historias de siglos pasados. Desde joven supe que mi destino estaba ligado a esta tradición centenaria, y dediqué mi vida a restaurarla y elevarla a su máximo esplendor.
Talavera de la Reina es mi hogar y mi inspiración. Sus calles, su historia y su gente alimentaron mi sueño de rescatar la loza talaverana de la decadencia en la que se encontraba a finales del siglo XIX.
Con esfuerzo y determinación, fundé mi propia fábrica de cerámica junto a Enrique Guijo, con la ambición de devolverle a nuestra cerámica el esplendor que alguna vez tuvo.
Mis manos han moldeado y decorado piezas que han llegado a embellecer iglesias, plazas y hogares. Una de mis mayores obras es la cerámica de la Basílica de la Virgen del Prado, donde cada azulejo refleja la devoción y la historia de Talavera.
También tuve el honor de participar en la decoración cerámica de la Plaza de España en Sevilla, un testimonio del valor de nuestra artesanía en todo el país. No hay mayor satisfacción que ver como el arte de mi tierra vuelve a brillar con luz propia. Cada plato, cada azulejo, cada mural es un testimonio de nuestra identidad, una herencia que dejo para las futuras generaciones. Talavera es más que mi hogar; es la esencia de mi obra y mi legado eterno.
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